Hace más de un siglo, un grupo de valientes misioneros franciscanos del Colegio para la Propagación de la Fe, en Potosí, forjó un camino de esperanza y fe en la región de Cordillera, Bolivia. En 1903, fundaron con determinación la misión de San Antonio de Parapetí, una localidad destinada a marcar un profundo legado en la reducción y evangelización de los indios chiriguanos. En su afán por difundir el mensaje del evangelio, estos misioneros enfrentaron grandes desafíos y se adentraron en las tierras de los chiriguanos, una comunidad indígena indómita y enigmática. Su incansable labor y compasión llevaron a la creación de San Antonio de Parapetí, un lugar que se convertiría en un baluarte de convivencia y encuentro entre culturas. La misión de San Antonio de Parapetí se convirtió en un epicentro de enseñanzas y valores, donde la fe cristiana se entrelazó con las tradiciones y costumbres ancestrales de los chiriguanos. Gracias a la labor de estos misioneros, muchos indígenas encontraron un espacio de protección y respeto por su identidad cultural. La fundación de San Antonio de Parapetí dejó una profunda huella en la historia de la región de Cordillera, y su legado perdura hasta nuestros días. El esfuerzo y sacrificio de los misioneros franciscanos en esta tierra se mantienen vivos en la memoria de una comunidad que ha encontrado en su pasado un camino de esperanza para el futuro. Bibliografía y Fuentes: Sandoval, S. (1999). Los Franciscanos y la Evangelización de los Chiriguanos. Editorial Verbo Divino.

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