En 1612, el gobernador de Santa Cruz, Martín de Almendras Holguín, designó a Juan Manrique Salazar como Maese de Campo para liderar la Segunda Expedición a los Mojos. El objetivo de esta expedición era explorar la región de los Mojos y descubrir las supuestas riquezas que se decía existían en esa zona. El punto de partida fue San Francisco de Alfaro, ubicado a orillas del río actualmente conocido como San Pablo o San Miguel. La expedición tenía grandes expectativas sobre las riquezas y tesoros que podrían encontrar en los Mojos, una región misteriosa y desconocida para los españoles de esa época. Sin embargo, a pesar de los planes y preparativos, la Segunda Expedición a los Mojos no llegó a realizarse. Las razones exactas detrás de esta fallida exploración no están completamente claras en los registros históricos, pero se estima que factores como las dificultades logísticas, la resistencia indígena o las condiciones naturales de la región pudieron haber influido en su cancelación. Como resultado, la ciudad de San Francisco de Alfaro, que había sido el punto de partida de la expedición, quedó en el olvido y, posiblemente en 1621, fue abandonada. Los pocos habitantes que quedaban en la ciudad fueron reintegrados a San Lorenzo, la actual Santa Cruz. A pesar del fracaso de la Segunda Expedición, el legado de Juan Manrique Salazar y su intento por explorar y descubrir los Mojos perdura en la historia de Bolivia. Su valiente esfuerzo en busca de nuevas tierras y riquezas es un recordatorio de la determinación y la audacia de los exploradores de aquella época. Bibliografía y Fuentes: Méndez Ribera, R. (2013). Historia de Bolivia. La Paz, Bolivia: Editorial Gisbert y Cía. Fernández, J. E. (2005). Historia General de Bolivia. La Paz, Bolivia: Ediciones LEA.